Hace muchos años las abuelas alentaban el consumo del aceite de ricino para favorecer el tránsito intestinal y este era prácticamente el único uso que se le daba hasta que alguien descubrió que el aceite de ricino puede ser de mucha utilidad si se lo utiliza de manera externa, particularmente; para fortalecer el cabello y devolverle todo su vigor. Los ácidos grasos Omega 9 que se encuentran en el aceite de ricino contiene componentes que ayudan a mejorar la salud del pelo y en especial los folículos. El ácido ricinoleico que abunda en el aceite de ricino tiene un efecto antibacteriano y antifúngico capaz de aniquilar hongos y bacterias que impiden el crecimiento normal del cabello. La receta en el vídeo.